miércoles, 16 de abril de 2008

Primavera, sol e infierno.

Ese sol que tanto ansiaba me ilumina ahora. No de la manera que quería, pero lo hace.
¡Cuan grande es el infierno por el que estoy pasando!
Cada día que pasa, la rutina se vuelve más insoportable.
Cada día que pasa, te quiero más.

Y levantarme cada mañana, pensando, que ya se acabó el sueño en el que tú estabas junto a mí. Ese sueño que se repite, el único momento en el que soy feliz. El único momento por el que vivo.
Y darme cuenta de la dura realidad que cae de lleno como una plancha caliente sobre la piel. Darme cuenta también que tú eres lo que quiero, y que tú estas muy lejos de mí. Que ya casi ni me hablas.
Ni me recuerdas tal vez...

Quiero ser el sol que te ilumina cada mañana. La luna que te cuida por las noches.
Quiero ser la paloma que vuela a tu lado. El perro que vigila a tu vera.
Quiero ser el aire que roza tu piel, el suelo que pisas al andar, la estela que dejas al pasar.
Pero sobre todo, quiero ser la causa de tu sonrisa, de tu felicidad.

Y sé que nada de esto se hará realidad. Que yo a ti no te intereso. Que nunca hubo posibilidad.
Pero yo sigo soñando, pues ya no me queda otra cosa que hacer. Y porque tampoco soy capaz de dejar de hacerlo. Intenté olvidarte, negar lo que siento, hundir a mi corazón en lo más profundo de mi ser. Pero él es traidor, poderoso, y valiente; fuerte y loco de amor por ti. Él, vela por ti todas las noches, y aunque sabe que tú estas lejos, sigue luchando, sin venirse abajo. Se levanta y se alza contra viento y marea. Late tan fuerte cuando sé algo de ti que pareciera como si se me fuera a salir del pecho.
Es inevitable ya, mi cabeza me dice que esta perdida, que navega por un mar sin rumbo, mientras que el corazón se lanza en picado por el acantilado para buscarte. Y te quiere encontrar solo a ti. ¿Qué puedo hacer para dejar atrás este calvario que me quema tanto? ¿Para olvidarte de una buena vez? ¿Qué será de mi, de mi futuro? ¿Y del presente que vivo? ¿Qué pasará?

Primavera, llega en mi. Hazme soñar, vivir, y jugar. Mírame y consuelame, que yo ya no puedo más.

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