miércoles, 30 de abril de 2008

He crecido y no me he dado cuenta.

He crecido y no me he dado cuenta.
La llama se ha encendido en mi interior.
He aprendido a escuchar, a comprender, a entender las cosas que la vida desvela a su curso.
Me han destapado los ojos que tenía vendados, y he visto, lo he visto todo.
Y de repente he aprendido también a amar, sí, a amar. El amor... aquello que creía que no existía para mí. Aquello que veía dí a día en la calle, en casa, en la televisión, por todas partes. Y he chocado de bruces contra él, me ha pillado por sorpresa de una forma especial. Y así de repente me choco también con el desamor, en una situación en la que hubiera preferido no encontrarme.
Y Aquí estoy de nuevo, siguiendo adelante, afrontándolo, e intentando ver de nuevo la ilusión que tenía antes, las ganas de luchar,de ganar,de vivir.
Ha pasado un año, pero en realidad ha pasado una eternidad. El mundo entero se ha puesto del revés.
Es posible que me sienta perdida, desorientada. Porque no encuentro nada que me llene en el camino. Nada que pueda hacer para volver al principio de esta historia. Estoy atrapada en el tiempo, soy su mayor prisionera. Tiempo que pasa lentamente, quitándome vida poco a poco. Tiempo que no perdona. Que condena.

Estoy cansada de esta historia sin sentido que no me lleva a ninguna parte. Esta historia que me atrapa, me retiene y me aprisiona cada vez más fuerte. Cansada de pensar tanto, de que salga el pepito grillo de mi interior, que me recuerda todo lo que he hecho mal, todos y cada uno de mis errores. El pepito grillo que viene a pedir candela, que me agrede hasta que se queda satisfecho.
Pero lo que más rabia me da, es que no puedo hacer nada, absolutamente nada, que mi destino está en manos de otros.

Nada.

martes, 29 de abril de 2008

Guardar los sentimientos dentro es el peor crimen que se puede cometer.

Aunque no supiera cual iba a ser su reacción. Aún sabiendo que estaba comprometida ya. No pude contenerme por más tiempo. Tarde o temprano la verdad iba a salir de mi interior igual.
El problema aquí era saber cual sería el mejor momento. Esta vez, yo no elegí el momento, sino que fue él el que me eligió a mi.

Ahora estoy igual que antes quizás, o quizás no y no lo sepa. Por supuesto ya sabía que de igual modo nada se podía hacer. Pero no voy a negar que aún guardaba la esperanza de que reaccionara de cierto modo.
Ahora solo puedo decir que lo hecho hecho está.
Ya no me queda nada, absolutamente nada. ¿Qué puedo hacer para no pensar más? ¿Qué puedo hacer para borrar dos años de mi vida?

Nada, no puedo hacer nada. He intentado olvidarla, y a pesar de todo no he podido, y sé que nunca podré, que la seguiré amando hasta la muerte, y que igual aparecerá en todos y cada uno de mis sueños.
Y más ahora que se lo he dicho, ahora que lo sabe, ya nada será igual que antes. Ni siquiera sé si quiero volver a verla, si quiero hablar con ella. Todo lo bonito que compartíamos antes se fue a la mierda.
Ahora es cuando siento que la historia se repite. La historia de mi vida, de cómo poco a poco voy perdiendo de la misma forma a la gente a la que realmente quiero. Y sin saber por qué, todo desaparece de mi alrededor, dejándome con mi ya amiga soledad. Y cada vez que me pasa, todo se vuelve igual, el cielo se tiñe de un gris intenso, y mi vida vuelve a dar vueltas, hasta llevarme a ningún sitio en particular. Luego vuelve a pasarme, de encontrar a otra persona, y así todo se encadena...y no logro salir de aquí, y ver la luz.

Es que ya nada me llena. La vida me da igual. No hay nada que me alivie, me cure, y me devuelva a casa. Ya ni siquiera me encuentro a gusto conmigo misma. Nada funciona en mi. Se apagó la llama de mi interior. Aquella que se encendió al nacer, aquella que me iluminaba en los mejores momentos.

Ya nada puedo hacer.

sábado, 26 de abril de 2008

Borracha de amor por ti.

Sé que no es el momento para que pase algo. Pero te quiero igual y no puedo evitarlo.

Eres tú, sé que no voy a cambiar, y sé también que eres única en el mundo. Eres el único sentido que veo en mi vida, la única señal a seguir, el único ánimo que me queda ya...

No puedo evitarlo, por más que lo intento no puedo olvidarte. Y sé que tú corazón pertenece a otra. Sé que nunca me llegarás a amar. Que en realidad no me quieres, que no sientes nada por mí.
Mientras, yo no puedo remediarlo. No sé ya ni lo que digo. Mi corazón late tan fuerte que se me va a salir del pecho. Es algo inevitable, que no puedo ocultar.
Estoy borracha de amor por ti. Y aunque vivas lejos, aunque me rechaces, aunque estés con otra, yo te quiero igual, como el primer día. Porque tú eres mi cuento y mi musa. Tú eres mi vida. Lo que me inspira. No aguanto más en este mundo sin tí. No aguanto más a los días. Te quiero... y deseo tenerte a mi lado. Tenerte aunque sea solo por un momento. Te quiero...


miércoles, 23 de abril de 2008

Una foto en blanco y negro





Solamente oír tu voz, ver tu foto en blanco y negro, recorrer esa ciudad, yo ya me muero de amor.
Ver la vida sin reloj, y contarte mis secretos, no saber ya si besarte o esperar que salga solo.

Y vivir así, yo quiero vivir así. Ni siquiera sé si sientes tú lo mismo.

Me desperté soñando que estaba a tu lado, y me quedé pensando qué tienen esas manos
sé que no es el momento para que pase algo.
Quiero volverte a ver, quiero volverte a ver, quiero volverte a ver.

Y me siento como un niño, imaginándome contigo. Como si hubiéramos ganado por habernos conocido.
Esta sensación extraña que se adueña de mi cara, juega con esta sonrisa dibujándola a sus anchas.

Y vivir así, yo quiero vivir así. Ni siquiera sé si sientes tú lo mismo.

Me desperté soñando que estaba a tu lado, y me quedé pensando qué tienen esas manos.
Sé que no es el momento para que pase algo.

Yo Quiero volverte a ver.
Ni siquiera sé si sientes tú lo mismo.

Me desperté soñando que estaba a tu lado, y me quedé pensando qué tienen esas manos.
Sé que no es el momento para que pase algo.

Quiero volverte a ver, yo quiero volverte a ver.

sábado, 19 de abril de 2008

Ya no quiero más falsedades.

¿De verdad crees que no me doy cuenta?
Pareciera que tengas los ojos vendados.
Precisamente ahora más que nunca te he abierto las puertas de mi corazón. Te lo he contado todo, y si hay algo que se me haya escapado, ¿Por qué no me preguntas? en vez de gritar en silencio, y hacerme sentir culpable de algo que ni si quiera sé qué es.
Adelante, te invito a preguntarme, porque según tú, yo no te cuento nada. Ahora noto lo que dices. Dices que te estoy haciendo daño que te hago sentir mal, y que luego me hago yo la victima. Pero, ¿Cuantas veces me has escuchado tú? ¿Cuando te has interesado lo más mínimo por lo que me pasa? Creo que no tienes ni la menor idea del infierno por el que estoy pasando.
Y según tú, yo te ataco, ¿Te ataco, de qué? Solo intento acercarme a ti, cada vez más, para intentar comprenderte, y para intentar ayudarte, pero tú no me dices nada. Y según tú te estoy atacando.
Bien, pues no te preocupes, porque ya no lo volveré a hacer más. No volveré a interesarme por tú vida, aquella que guardas tan callada en lo más profundo de tu ser. Aquella que no eres capaz de sacar a la luz. A partir de este momento todo se acabó.
Que sepas que me entristece ver lo que piensas. Me entristece ver la imagen que tienes de mí.
Porque eso demuestra que no me conoces, ni lo más mínimo.
Sabes, yo daría mi vida por ti, sí la daría. Eso nunca te lo habías preguntado, ¿verdad? tampoco te pido que tu hagas lo mismo. Solo digo que sería capaz, y que sin dudar lo haría, porque tú eres una de las pocas personas que consiguen darme un poquito de felicidad, y con eso ya eres parte de mi vida.
Pero tú eso no lo ves. Y encima me acusas de hacerte daño. ¿Daño de qué? ¿Acaso sabes tú lo que es el dolor? No tienes ni idea.
Te veo cada vez más distante, cada vez más en tu mundo. Ya casi ni me hablas.
La verdad, no te entiendo. No puedo comprenderte.
Tampoco sé de qué te quejas. Lo tienes todo a un paso de ti, todo lo necesario para salir adelante.

A lo mejor tienes razón de lo que dices y soy yo la que no me doy cuenta. Pero no es cierto que todo lo que haga sea para mi beneficio personal. ¿Beneficio personal en cuanto a qué? ¿Qué beneficio podría yo tener de ti? No entiendes que tú eres mi amiga, que te quiero, sí te quiero, y eso es lo que tú no sabes ver. Si sabes que todo lo demás me da igual, que solo te quiero a ti y a unos pocos más.

Y si de verdad te pasa algo conmigo, lo mejor que podrías hacer es hablarlo, y no darlo de lado y directamente rechazarme así sin más. Creía que yo significaba algo más que eso para ti, pero ya veo que me equivocaba.

viernes, 18 de abril de 2008

Rara esperanza que me invade el cuerpo.

Abril me esta dando la fuerza que tanto ansiaba. Aquella que parecía ya olvidada.
El invierno ya pasó dejando atrás una época de desconcierto y confusión que siguió desencaminándose hasta hace bien poco. Aclaradas ya las ideas, la realidad se me echa encima.
Y sé que debo afrontarla con valentía, sé que debo ser la guerrera que desfila entre las filas de la guerra más cruenta. Ser la madre que nunca abandona a sus hijos. La campesina que trabaja día a día sus tierras.
Tengo que tener bien abiertos los ojos por lo que pueda pasar. Y ser precavida con lo mío.
Por el momento, me quedaré en la resistencia, defendiendo mi terreno. Más adelante, todo dependerá del camino que escojan ellos. Porque el mío ya esta estudiado. Ahora mismo, mi felicidad depende de una sola persona. Y de cierto modo, esa persona será la que elija si considera oportuna concedérmela o no.

Esa es mi situación, y ya he aprendido a aceptarla.
Por otra parte, me siento capaz. Sí, capaz de realizar ciertas cosas que antes no me habían pasado por la cabeza. Capaz, y con ilusión de empezar de cero. Solo falta fijar el momento.
Darlo todo, por cada partícula que pase a mi alrededor. Por cada detalle, por cada polilla.
Salir a la calle a tomar el sol. Aunque vaya sin rumbo y sin dirección.
No importarme con quien salga a la calle, y disfrutar a cada momento.
Dejar de lado mi amor por ella [sin poderla olvidar], y sonreír al mundo de lado a lado.
Aunque no hayan motivos, aunque no hayan sonrisas.

*Mirar las estrellas y ver en ellas un nuevo camino por recorrer. Jugar sin descansar, y mirar a la cara a todo el mundo. Sentirme bien, conmigo misma.*

Y recorrer el jardín de los sueños que aún quedan por vivir.

miércoles, 16 de abril de 2008

Primavera, sol e infierno.

Ese sol que tanto ansiaba me ilumina ahora. No de la manera que quería, pero lo hace.
¡Cuan grande es el infierno por el que estoy pasando!
Cada día que pasa, la rutina se vuelve más insoportable.
Cada día que pasa, te quiero más.

Y levantarme cada mañana, pensando, que ya se acabó el sueño en el que tú estabas junto a mí. Ese sueño que se repite, el único momento en el que soy feliz. El único momento por el que vivo.
Y darme cuenta de la dura realidad que cae de lleno como una plancha caliente sobre la piel. Darme cuenta también que tú eres lo que quiero, y que tú estas muy lejos de mí. Que ya casi ni me hablas.
Ni me recuerdas tal vez...

Quiero ser el sol que te ilumina cada mañana. La luna que te cuida por las noches.
Quiero ser la paloma que vuela a tu lado. El perro que vigila a tu vera.
Quiero ser el aire que roza tu piel, el suelo que pisas al andar, la estela que dejas al pasar.
Pero sobre todo, quiero ser la causa de tu sonrisa, de tu felicidad.

Y sé que nada de esto se hará realidad. Que yo a ti no te intereso. Que nunca hubo posibilidad.
Pero yo sigo soñando, pues ya no me queda otra cosa que hacer. Y porque tampoco soy capaz de dejar de hacerlo. Intenté olvidarte, negar lo que siento, hundir a mi corazón en lo más profundo de mi ser. Pero él es traidor, poderoso, y valiente; fuerte y loco de amor por ti. Él, vela por ti todas las noches, y aunque sabe que tú estas lejos, sigue luchando, sin venirse abajo. Se levanta y se alza contra viento y marea. Late tan fuerte cuando sé algo de ti que pareciera como si se me fuera a salir del pecho.
Es inevitable ya, mi cabeza me dice que esta perdida, que navega por un mar sin rumbo, mientras que el corazón se lanza en picado por el acantilado para buscarte. Y te quiere encontrar solo a ti. ¿Qué puedo hacer para dejar atrás este calvario que me quema tanto? ¿Para olvidarte de una buena vez? ¿Qué será de mi, de mi futuro? ¿Y del presente que vivo? ¿Qué pasará?

Primavera, llega en mi. Hazme soñar, vivir, y jugar. Mírame y consuelame, que yo ya no puedo más.

sábado, 12 de abril de 2008

¿Se lo digo, o no se lo digo?


Se lo digo: la flor se alza al viento.
No se lo digo: un petalo cae al suelo.

Se lo digo: ella suspira.
No se lo digo: Todo queda igual que estaba.

Se lo digo: Ella piensa, su cerebro la lleva a pensar cosas que no son de verdad. Simples incertidumbres.

No se lo digo: ¿Se alejará más por cada día que pase?
Se lo digo: Mi corazón no puede callarse por más tiempo.

¿Cuanto duele la muerte?

Allí estábamos, como a cada día, en el mismo sitio. Pero esta vez era diferente. No se percibía la misma calma en el aire, ni el ruido de los niños al jugar. El cielo se llenó de nubes al instante, y una intensa neblina nos atravesó. En el pavimento de arriba, todos corrían por los pasillos intentando buscar alguna explicación. El director, que no era director ya, sino un valiente guerrero, blandía su larga espada azul. Su rostro, aparentemente tranquilo, revelaba cierta autoridad. Nos explicó a cada uno lo que teníamos que hacer. Los invasores, negros y sin piedad, habían entrado ya en el pavimento de abajo y se acercaban rápidamente hacia nosotros. Nos cuadruplicaban en numero, quizás por eso, todos sabíamos que íbamos a morir. Salimos al exterior. Vi como una niña me miraba a los ojos, mientras alguien le traspasaba el cuerpo con una larga daga. La expresión de la niña era reveladora. Corrimos, blandiendo todos las pocas armas que pudimos reunir. Y empujamos al adversario hacia las escaleras. Una vez allí, aparecieron los comandantes. Y un grito de guerra. Eramos solo unos seis u ocho, contra más de una centena de lo mismo. Gentes de piel negra, que gritaban y reían. El director, fue el primero en bajar las escaleras, seguido por mi, y los otros compañeros. También fue el primero en caer atravesado. En ese momento, me pregunté a mi misma, si la muerte dolía. ¿Cuanto duele la muerte? Noté como una daga se clavaba en el costado izquierdo, y cómo la sangre empezaba a brotar. A duras penas me defendí, y subí corriendo las escaleras con los pocos compañeros que quedaban ya. Me dirigía hacia la puerta del pavimento de arriba, con la única esperanza de poder encerrarme en él para siempre. A medio camino, divisé a cuatro guardias civiles, que se me quedaron mirando. En ese momento, todo me pareció de lo más surreal, me pregunté si me encontraba perdida en un sueño, o en otra dimensión. Entonces logramos encerrarnos. Pero sabíamos que tarde o temprano íbamos a morir a manos de aquellos bandidos. Me pregunté entonces que era lo que había hecho contra ellos, no obtuve respuesta. Miré a los ojos de mis compañeros, esperando encontrar un rayo azul que me mostrase el camino a seguir, que me diera fuerzas, para enfrentarme a la muerte que corría en mi búsqueda. Entonces, algo extraño sucedió. Las puertas cedieron, y los vándalos entraron en el edificio. Pero, por sorpresa mía, no nos tocaron ni un pelo, en su lugar, nos condujeron hacia una furgoneta blanca, aparcada en el patio de arriba. Solo eramos cuatro. Nos metieron dentro y arrancaron. Yo iba en el asiento delantero. La furgoneta gruñó y se tragó la verja que delimitaba los límites del colegio. Salió de él, a gran velocidad, sin al parecer objetivo alguno. Entonces, nos condujeron hacia la costa. No fue un viaje muy largo. Como a mitad de camino, una de mis compañeras, Ana, pareció transformarse en Belén, amiga que no había vuelto a ver desde el verano. La ambigüedad continuó así. Me tendió un cigarro, el cual yo acepté sin rechistar. Y de repente la furgoneta se paró, justo enfrente de una playa, en mitad de dos calles paralelas, y con una verja detrás nuestra. Y en ese momento me desperté, creyendo que estaba muerta o algo parecido.

Y ahora yo me pregunto de verdad, ¿Duele la muerte?, ¿Cuanto?
Quizás, el motivo del cual le tengamos todos miedo, es en definitiva la ignorancia de no saber cuanto duele. Quizás, si lo supiéramos, tendríamos una concepción diferente de la vida.

martes, 8 de abril de 2008

No es bueno mantener la boca cerrada en cuestiones tan delicadas como el amor, y más si se trata de un amor delicado e imposible.


Me dí cuenta que ya no podía seguir jugando con la incertidumbre. Aquella que me ha aprisionado durante tantos meses. Y por eso, y también porque no podía seguir callada, hablé. Hablé por primera vez en la vida de lo que sentía de verdad.
Os lo confesé, tan rápido como supe que debía hacerlo, y aunque supiera que de igual modo nada iba a suceder.
Os lo dije porque pensé que teníais el derecho de saberlo. Porque sois mis amigos y os quiero, y porque no negaré que necesitaba compartirlo con vosotros. No sé si algún día seré capaz de decírselo a ella, tampoco importa mucho ahora. Hace tiempo que comenzó la batalla, aquella que en sueños me lleva hasta la felicidad. Y aunque es dura y costosa, peligrosa e imposible de vencer, sé que no me queda otra opción puesto que no la voy a poder olvidar nunca. Así que, lucharé con todas mis fuerzas, aunque me esté hundiendo yo en mi propia ruina, aunque de forma alguna me esté matando. Porque sé que ya no puedo vivir sin ella, que aunque nunca la tuve, nunca supo nada, y sigue sin saberlo, es lo único que me queda por intentar antes del suicidio.

Algunos me llamarán masoca, otros no lo sé, pero aún así jamás me rendiré, ni aunque mil siglos nos separen, ni aunque la tierra explote, ni siquiera porque ella ame a otra. Esperaré el tiempo que haga falta, soy paciente. Y aunque sé que ahora mismo no hay ni una sola posibilidad, no me voy a echar abajo por ello, sino que voy a levantar el puño y a echar todo el coraje que haga falta, el mismo coraje que me ha seguido hasta ahora, para hacer de lo imposible posible, para dejar de soñar de una buena vez, y hacer de mis sueños realidad.

Aún mantengo el presentimiento de que algo pueda pasar. Y mientras la luna brille cada noche a mi vera, esa misma luz me dejará verte una vez más.

domingo, 6 de abril de 2008

El tiempo pasa, y mi corazón sigue sangrando. Estoy perdida en una dimension de dolor y sufrimiento.


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Enero

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Febrero

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Marzo

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Tres meses hace que mi corazón se desangra. Tres meses, en los cuales me pregunto qué hago, qué me pasa, por qué. Tres meses llevo vagabundeando por las calles del olvido y de la soledad. Sin nadie a mi lado que me oiga, me escuche y me apoye.
Porque no conozco a nadie que me entienda también como yo. Quizás porque sé que en el fondo nadie me puede ayudar. Estoy luchando con la imposibilidad, día a día, soñando en vez de vivir.
Resulta que el sueño es como una vida paralela que me ayuda a olvidar la real.
Me levanto, y me doy cuenta que no merece la pena, que es mejor seguir durmiendo. Así al menos no me llegan las voces de los remordimientos.

He perdido la esperanza ya, de encontrar el camino que conduzca a la felicidad. Me siento perdida, y hundida en la más profunda desesperación. Pronto, dejaré de buscar más.