sábado, 6 de octubre de 2007

Yo te veo, tú no me ves.


No puedo mirarte a la cara, no soy capaz.
Ha pasado mucho desde entonces, y he pasado muchas veces delante de tu portal en mucho tiempo.
Te he visto en la calle, sonriente, feliz,... y nunca me he atrevido a hablarte. Nos cruzamos una vez, por un segundo nuestros rostros se cruzaron para luego desviarse bruscamente hacia lados opuestos.
Hago como que no te veo, tu me ves pero no haces nada para detenerme. Te busco en sueños, en recuerdos de infancia, y no consigo olvidarte.
Me reclamabas al principio que no pasaba mucho tiempo contigo, hasta que ese tiempo se redució a cero. Muy fácil fue olvidarme después, remplazarme, y expulsarme de tu vida fue todo un éxito.
Dudo mucho que te importara, dudo mucho que sepas lo que siento. Son tantos los momentos pasados... tantas las anecdotas vividas, tan grande la extensión de mi herida al perderte...

Y muero porque algún día me recuerdes, y dejes que te encuentre en sueños, para tener el valor de hablarte de nuevo y decirte a la cara cuanto te he echado de menos.
Amiga mia, no te escondas entre la gente. Dejame ver la luz que me lleve hacia tu amistad, de nuevo. Enseñame a crecer, a renacer, y permíteme sentir otra vez ese resplandor que los mortales llaman felicidad.

Te echo tanto de menos...

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