Me diste la vida que no merezco. Fuiste tú, la que me contaba cuentos por las noches, la que me enseñó todas las artes de la vida. Vieja y madura, astuta y sabia, cuanto te hecho de menos! Abuela, ya te quise antes de nacer, supiste llevarte mi cariño, y para mi, fuiste mi segunda madre. Pasaste noches en vela por mi, y me cuidaste siempre que pudiste. Yo era pequeña entonces, y no supe valorar tu acción. Te estaré eternamente agradecida, donde quiera que estés. Yo no soy muy diferente de ti. Aprendi, muy rapido de ti, pero aún así nos faltó tiempo a las dos. Me dejaste, cuando yo tan solo tenía 10 años de edad, y te aseguro que tu perdida me causó un gran trauma. Significaste mucho para mi, y a menudo te hecho de menos, quisiera poder hablarte de nuevo, darte un beso en la mejilla, oir tu voz... ya casi ni me acuerdo de como era...ese agradable aroma, que impregnaba tu habitación, ahora mia. Encima de mi cama, guardo siempre una foto tuya, y cuando la veo, me pongo a llorar. Puede que no tuviera tiempo para conocerte mejor, puede que no fueras la misma de joven que de mayor, pero afirmo que tú fuiste la más hermosa de las abuelas, la más sabia, y la más original. Tus manos, pobladas de arrugas, estaban dañadas por los años y el duro trabajo que cumpliste, sin duda mereciste haber vivido una vida mejor, en una época distinta. Encantada estaría de cambiartela. Te admiro porque tu nunca tuviste miedo, porque no dudaste sobre tus actos, y porque tenías un corazon de oro.
Desde la tierra te mando el más dulce de los besos.
Te quiero, abuela.
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