lunes, 27 de octubre de 2008

No es tan fácil reconocerse a uno mismo.

Y ahora me paro a pensar.
Quizá sea eso lo que haya fallado hasta ahora, no lo sé.
Hay muchas cosas que no sé, muchas preguntas sin responder, muchas dudas en mi mente que vagan de aquí para allá. Nunca he sabido que es lo que debo hacer, cual es mi camino. Pero hoy voy a deciros las cosas que sé, quizás así pueda encontrar respuestas.

Sé de donde vengo, quien soy. Soy un alma que vaga entre dos polos opuestos. Soy medio negra y medio blanca. Pura e impura. Siempre camino al margen de todo, sin implicarme nunca en nada concreto. Soy indecisa, apoyo a todo y a nada a la vez. Quizá por eso no me vea en ningun sitio de este mundo, pues no tengo lugar, no pertenezco a nada ni nadie.

En una guerra sería espectador que mira sin pensar en intervenir. Me daría lo mismo quien ganara o quien perdiera, pues no va conmigo. Jamás empuñaría un cuchillo contra nadie, por más que me desagrade dicha persona, pero eso tampoco quita que le haga daño intencionadamente, o que intente hacerle la vida imposible. No soy juez ni verdugo. No soy angel ni demonio. Vago por tierras de nadie, siempre al margen.
No quiero tener que decidir. Pues decidir implica elegir entre algo u otro. Yo simplemente me quedo entre los dos. Sin ambos, o con ellos. Pero nunca con uno solo. Necesito siempre estar complementada entre dos cosas, dos seres. Siempre en medio de todo, y de nada.

Estoy aprendiendo a aceptarme a mi misma, como persona. Lo intento a diario, me es dificil pero poco a poco lo voy consiguiendo. No me conozco del todo, pues nunca se sabe de que se es capaz en tal o tal otro momento. Es imposible saberlo todo. Siempre hay algo que descubro un buen día y que me sorprende. No aspiro a nada en concreto. Intento que la opinión de los demás me de igual, pero no es verdad. Y esto pasa lo mismo con todo el mundo, por mucho que lo nieguen, siempre hay algo que chispea. También, por eso oculto muchas cosas intimas que por un lado deseo compartirlas con todo el mundo pero que por otro soy incapaz de pronunciar, se me crispa la garganta al intentar hablar. Soy muda hechicera que va consumiendo el tiempo. Cegada oveja que no ve por donde va el rebaño. Alvina, de ojos negros, siempre mintiendo a la verdad. Errando a mi pesar. Viajante que anda por el océano, ahogada por el ruido.

Y al filo de todo esto, soy persona que ama hasta morir. Que derrama su sangre por las personas que quiere. Que lucha por seguir adelante aunque el sol se resista a salir. Aunque dichas personas no me correspondan.

He andado a trompicones toda la vida, en particular durante los últimos meses, y ahora que por fin comienzo a ver la luz, no quiero volver a caer. No es justo. Quiero a alguien que me quiera y a quien yo quiera. Quizá sea eso lo que buscan todos. ¿Tan dificil es? quizá sea mucho pedir. Mas no puedo seguir así, caminando entre las sombras de personas inalcanzables, viviendo nada más que para soñar con volver a ver esos ojos que me hacen tiritar. No quiero volver a tener los ojos húmedos por algo que no puedo evitar. ¿Qué más da quien sea, si ni yo ni nadie puede controlar los sentimientos? No es culpa de nadie, pues la culpa ha pasado a otra dimensión.

Intento justificar mi existencia, sin darme cuenta que ya esta justificada. Intento entenderme, pero ni siquiera me sostengo.

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