sábado, 22 de marzo de 2008

Deseos que se cumplen inesperadamente.

Te vi. Nos cruzamos por la calle, aquel día de fiesta, y tan feliz. A pesar que no esperaba verte, ni siquiera poder perseguirte.

Y te miré.
Me sonreiste, y fui feliz.
Luego me quedé junto a ti, todo el día. Y aunque mi corazón gritaba fuertemente dentro de mi, no pude dejar que te hablara, por respeto a ese otro por el que vives.
Me abrazaste...y en ese momento no supe que decir. Sentí un ligero despertar en mi interior.
Como si toda la agonía y desesperación pasada desaparecieran de repente. Y aún mantengo el recuerdo de tenerte en mis brazos, más de un segundo pegada a ti.


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