Si mi futuro depende de lo que pase de aquí a dos semanas, no dormiré, ni comeré, ni pararé hasta conseguirlo, hasta dejar sin vida a todos y cada uno de los demonios que me acechen.
No podrán conmigo, porque el destino ya esta escrito de atenmano. Porque nací para derrotarlos. Y porque si de verdad me vencieran, mi existencia no tendría sentido. Llevo toda una vida preparandome para esto, luchando por ganar. Años de prácticas, sin descanso. Y por más que me atraviesen, durante los siete días que durará la batalla final, no podrán conmigo, y más ahora que me siento más fuerte que nunca. No podrán conmigo porque yo no los dejaré, no podrán conmigo porque no saben más que yo, y no podrán conmigo porque no pueden combatir con lo que he estado haciendo hasta ahora, con mi existencia.
No les dejaré cruzar las puertas de mi debilidad, no permitiré que abran la más insignificante fisura. Me endureceré y seré muro de piedra inquebrantable. Y aunque lleguen con arietes y catapultas, no derribarán ni una sola piedra, no me tocarán.
Y si ellos juegan a ser los demonios, yo seré más demonio que ellos.
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